La primera vez que escuché el concepto de “aceptación radical” fue en el gran documental Stutz, del cual escribí hace un buen tiempo y también compartí en el podcast.
Aquí, el psiquiatra Phil Stutz la comparte con el objetivo de ser capaz de asimilar aquello que pasa a nuestro alrededor para que no nos estanque, simplemente aceptando.
Suena fácil, no lo es.
Como seguramente te pase a ti también, ya conocía la palabra aceptación y también radical, sin embargo nunca las había oído nombrar juntas. Así, tienen un poder inmenso.
Esta herramienta mental para gestionar situaciones es simplemente la capacidad de aceptar de raíz cualquier acontecimiento que sucede en tu vida, darle el lugar que tiene (la realidad) y centrarte en qué decisiones podes tomar, qué acciones podes llevar a cabo, etc.
¿Qué es la aceptación radical?
Este término lo popularizó la psicóloga Tara Brach en su libro “Aceptación radical. Abrazando tu vida con el corazón de un Buda”.
La aceptación radical se basa en una práctica zen oriental aplicado con conceptos de psicología cognitivo conductual y su objetivo es poder gestionar mejor las situaciones que suceden en nuestra vida dando el paso de la aceptación.
Según Tara Brach, la aceptación radical es “reconocer con claridad lo que estamos sintiendo en el presente, de manera que podamos lidiar con esa experiencia con compasión”
Para ella, la aceptación radical está representada por dos alas de un gran pájaro que nos permite volar: visión clara y compasión.
La visión clara se refiere a la atención plena, la observación y el autoconocimiento, mientras que la compasión significa abrazar las emociones y desarrollar nuestra capacidad de relacionarnos con lo que percibimos.
Práctica formal y filosofía de la aceptación radical
Como la mayoría de las herramientas tomadas de la sabiduría oriental, la aceptación radical se basa en una filosofía que incluye una práctica formal.
Para algunas personas será más útil la práctica formal, para otras entender su filosofía y para algunas ambas.
La práctica formal de la aceptación radical se basa en un ejercicio de respiración, en el que cerrando los ojos se intenta evocar aquello que da vueltas en la mente, y luego repetir un mantra: “es lo que es”, o algo que te sirva a entenderlo y empezar a asimilarlo cada vez más.
Por otro lado, la filosofía (que en mi caso es lo que más me ayuda) representa el hecho de dejar de luchar contra lo que sucede y saber distinguir entre aceptación y resignación.
¿Aceptar es lo mismo que resignar?
La palabra aceptar tiene su origen latín acceptare, que proviene de otro concepto, accipere y este se refiere a recibir, tomar, acoger, hospedar.
Por el contrario, resignar proviene del latín resignare, que significa pagar, anular o entregar. También incluye conceptos mucho más impactantes como violar, romper o someterse a la voluntad de otro.
Casualmente, el proceso de aceptación es el último paso en el modelo más conocido de la psicología para abordar el duelo.
El duelo, que está asociado a la muerte, representa en realidad lo que sucede tras cualquier pérdida: una pareja, un empleo, un partido, etc.
Este modelo, llamado Kübler-Ross incluye las etapas de negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
La aceptación es el último paso de un proceso de duelo, por lo que si somos capaces de aceptar radicalmente cualquier situación, tendremos una herramienta fundamental para estar mejor.
Amor fati
Por último, quiero destacar que uno de los primeros conceptos que se me vino a la mente una vez me interioricé en la aceptación radical es el de “amor fati”.
Amor fati es un concepto que utilizaban los estoicos y significa “amar el destino” o “amar lo que es”.
El término es muy amplio y a veces suena difícil de entender. Amar quizás no aplique en algunas situaciones, pero aceptar si. Aceptar lo que es. Ser capaz de amar lo que es porque cada situación tiene partes que enriquecen.
El ejemplo que utilizaba el filósofo Epicteto para describir el amor fati es el de que debemos ser conscientes de que somos parte de un todo, y a veces, nos toca ser el pie y pasar por el barro o por las espinas con el fin de que el cuerpo siga avanzando.
Con nosotros pasa igual, cada situación, una vez que sucede, ya es. La mayoría de las veces es diferente a como lo hubiéramos querido, sin embargo, es lo que es.
Muchas veces tenemos que vivir situaciones que van a permitir que podamos crecer.
Lo que es no se puede modificar, la opción es aceptarlo o no y ésto es lo único que está bajo nuestro control.
Aceptación radical en el deporte
Aceptar es aplicable en cualquier ámbito que una situación difiera de las expectativas que teníamos sobre ella.
En el deporte sucede a cada momento.
En un equipo de voley, la pelota toca el suelo. En fútbol, al errar un penal. En tenis, hacer una doble falta.
Los ejemplos son infinitos. En el deporte la aceptación radical debería suceder con una derrota, con una lesión, con una decisión o con cualquier situación que difiera inicialmente con las expectativas al respecto.
Lo que distingue al deporte es la rapidez con que se necesita cambiar el chip mental.
No es un duelo común, ya que es necesario salir de ese estado al instante para estar a la altura de la competencia nuevamente.
Al errar un penal, es fundamental aceptar lo que es y seguir compitiendo.
En situaciones más complejas (y más parecidas a un duelo) como una lesión de varios meses o la pérdida de una final, la aceptación te permite tener claridad para hacerte mejores preguntas y volver a intentarlo con mejores herramientas.
¿Cuál es aquella situación que aún te está costando aceptar?