Andrés Bale

Ganancias marginales: El concepto de la economía que revolucionó el deporte de alto rendimiento para siempre

Siempre se dice que está todo inventado, que es muy difícil innovar en este mundo repleto de ideas, fórmulas de éxito y estímulos constantes. En este artículo te voy a presentar un ejemplo de cómo se han unido dos campos completamente distintos a partir de una idea brillante.

A través de un concepto de la economía se desarrolló una metodología de trabajo que llevó al ciclismo británico a un nivel tan alto que el entrenador que popularizó este concepto se quedó con el título de “Sir” otorgado por la reina Isabel II de la corona británica.

Esta forma de ver el deporte, a través del concepto de las ganancias marginales, aplica para cualquier deporte, incluso en otras áreas de tu vida. 

Si te interesa mejorar tu rendimiento, en este artículo vas a saber una manera muy efectiva de hacerlo. 

¿Qué son las ganancias marginales?

Este concepto, “ganancia marginal”, proviene de las ciencias económicas y se refiere a la ganancia que se puede obtener produciendo una unidad adicional de un producto. La palabra marginal se refiere justamente a esta unidad extra.

Con este concepto, las empresas o los individuos pueden calcular su producción óptima, conociendo cuál es el punto de equilibrio en el que producir una unidad marginal le genera pérdida.

¿Y que tiene que ver esto con el deporte?

A continuación te voy a contar como Sir David Brailsford popularizó este concepto aplicado en una metodología que llevó al equipo olímpico británico a ganar más de 16 medallas en tres juegos olímpicos, luego de haber ganado sólo una en todo el siglo anterior. 

En este equipo tan famoso competía la ciclista Victoria Pendleton. Si quieres conocer más sobre su historia de éxito y que le sucedió luego de ganar la medalla de oro te recomiendo leer:

Pequeños cambios, grandes resultados.

Las ganancias marginales aplicadas al deporte se refieren a la segmentación de un gran objetivo en muchísimas partes para trabajar individualmente y aplicar mejoras del 1% constantes e incrementales con el fin de que éstos cambios, que – en principio – no suponen un cambio en el resultado, generen un efecto expansivo en la performance. 

Brailsford sostiene que el objetivo de esta metodología no es buscar la perfección, sino trabajar en la progresión, en la mejora continua. Lo que hizo este entrenador es dejar a un lado el resultado y centrarse obsesivamente en objetivos de rendimiento, en aquello que está bajo control del atleta. El resultado llegó como consecuencia de este plan.

Por ejemplo, el enfoque puede contemplar mejoras más generales como en la higiene del sueño o la calidad de la alimentación. En otras áreas más detallistas se centra, por ejemplo, en el gramaje de la pintura de la bicicleta o el espesor de la crema para los masajes post carrera. 

En definitiva, este enfoque se basa en aplicar micro-mejoras del 1% en todos los aspectos que impactan en tu rendimiento para acercarte a los resultados que estás buscando. Además, éstas mejoras se van aplacando y van generando un “interés compuesto”, otro concepto de la economía, que no es más que es el famoso efecto “bola de nieve”.

Muchas veces los pequeños cambios parecen insignificantes, sin embargo acumulados en el tiempo pueden suponer una mejora sustancial. 

Te voy a poner un ejemplo que leí en el libro de James Clear, Hábitos Atómicos. Un avión despega desde los Ángeles hacia Nueva York. Un momento después del despegue, el piloto accidentalmente cambia 3.5° la dirección del avión. Nadie se da cuenta, ni el piloto ni los pasajeros. Es un cambio mínimo, totalmente imperceptible a la sensibilidad humana. Unas horas más tarde, el avión toca tierra firme.

¿Sabes dónde aterriza? En Washington. A casi 400 km del destino original. Tan solo cambiando pocos grados se alejó cientos de kilómetros. 

Este es el poder de los cambios marginales. 

La Fórmula 1 es un deporte basado en las ganancias marginales

El automovilismo es un deporte muy complejo por que no solo contempla al atleta sino a la máquina. Bueno, la F1 es el sumum en éste deporte y es un claro ejemplo de cómo aplicar las ganancias marginales en forma práctica. 

La F1 no solo es apasionante por la adrenalina de las carreras, sino también por cómo buscan en forma detallista y constante pequeñas mejoras en todos los sectores. Analizan todo, completamente todo. Y lo analizan para mejorarlo. 

Dividen a la pista en tres sectores sobre los cuales miden el tiempo. A su vez miden el rendimiento del auto en cada curva, aceleración, tiempos de frenado, etc. 

Durante los días de prueba, miden estos sectores con diferentes neumáticos. De éstos observan y miden el desgaste, la velocidad, y la tracción que a su vez se relaciona con el clima del momento. 

Si pudieran controlar el clima te aseguro que lo harían: llevan tatuada en la piel la premisa de que “solo lo que se mide se puede mejorar”.  

Cuentan las milésimas de segundos entre los autos y buscan qué cambiar para ganar una décima. Desde el trabajo en boxes hasta una pieza del auto para mejorar la aerodinámica. 

A su vez, entre carrera y carrera, equipos multidisciplinarios trabajan sobre estos datos para diseñar planes de acción que lleven a nuevas mejoras. 

¿Sabías que 1 kg de peso del piloto representa 0,300 milésimas de velocidad por vuelta? 

Esta metodología de mejora aplica también al factor humano y no solo a los pilotos. La nutrición, el sueño, el entrenamiento cognitivo, todo. Están en todo. Incluso los ayudantes y mecánicos tienen rutinas minuciosamente diseñadas para cambiar los neumáticos a mayor velocidad, tienen rutinas para entrar en calor.  

Este es el ejemplo de la aplicación de las ganancias marginales en el deporte.

Nada está librado al azar, sin embargo nadie garantiza el resultado. Por eso el deporte es apasionante, porque es impredecible. También se asemeja a la economía en este caso: puedes dibujar un modelo macroeconómico hermoso en la pizarra pero el país se puede ir a pique de todas formas. 

La otra cara de la moneda. 

La ganancia marginal en economía se calcula como la diferencia entre el producto marginal (la unidad extra) y el costo marginal (el costo de producirla).

En el caso del deporte, también hay un costo. Para llevar a cabo este método de mejora continua debes estar comprometido y, definitivamente, trabajar más que tus competidores.

Paradójicamente, el mayor beneficiado con este sistema de ganancias marginales, Bradley Wiggins, corredor de ese equipo olímpico que ganó decenas de medallas, es un detractor del método. 

Este ciclista, que trabajó rigurosamente bajo las órdenes de Brailsford, se refirió a las ganancias marginales “como un montón de mierda” y atribuyó su éxito al talento y la mentalidad. Evidentemente, trabajar a un nivel tan detallista le provocó un desgaste que, según él, fue innecesario. Saber si lo hubiera logrado sin éste método es absolutamente imposible, pero los resultados son fácticos. Lo hizo y ganó. 

Por eso, finalmente, siempre es una decisión personal. Cada deportista sabe qué quiere lograr y qué está dispuesto a hacer – o mejor dicho, quién está dispuesto a ser – para llegar hasta ahí.  

¿Cuál es tu opinión sobre las ganancias marginales en el deporte? 

¿Cómo crees que puedes aplicar un sistema de mejora en tu planificación de entrenamiento? 

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Comentarios

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    May 11, 2024

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