Si tu vida fuera una red social y tu cerebro tuviese un perfil para interactuar, nunca te pondría me gusta a un post sobre incertidumbre.
El cerebro humano fue evolucionando a lo largo de miles de años desarrollando áreas que permiten racionalizar lo que sucede alrededor, sin embargo aún tiene una gran limitación: necesita tener información precisa sobre lo que va a pasar para no colapsar.
La incertidumbre es actualmente uno de los factores externos que más estrés produce en las personas y es por eso que poder sobrevivir a un contexto incierto se convierte en una gran habilidad.
El hecho de querer controlar todo y saber que va a pasar exactamente en nuestro futuro cercano (y no poder hacerlo) termina generando altísimos niveles de ansiedad en las personas.
Por ejemplo, un deportista que al final de la temporada no renueva el contrato y no sabe si el año que viene tendrá club puede generar en su mente un escenario catastrófico que lo llevará a tomar decisiones inapropiadas. Tener la calma para entender el contexto y a partir de allí desenvolverse de manera efectiva puede ser la llave para encontrar una nueva oportunidad en su carrera deportiva.
Lo mismo puede pasar con una lesión. Perderse unos meses de competencia puede ser la peor noticia en la vida de un atleta. Sin embargo, para poder recuperarse de la mejor manera posible debe ser capaz de gestionar ese cambio. Su mentalidad será clave en ese proceso.
Por eso es indispensable empezar a trabajar en mejorar la inteligencia adaptativa, que es la capacidad para adaptarse lo más rápido posible a los cambios que se presentan. Esto implica, no solo una adaptación física o mental, sino también emocional.
Tener la capacidad de gestionar las emociones cuando sucede algo inesperado o cuando estamos ante un contexto incierto es clave y cada vez está tomando mayor relevancia en los contextos de alto rendimiento.
Trabajar bajo presión y al mismo tiempo estar expuesto a cambios abruptos requiere un entrenamiento mental.
El cerebro tiene la facilidad de “cerrar” ideas que presenten información incompleta con nuevos datos que quizás no sean reales. Por lo general, el cerebro recurre a experiencias pasadas para crear hipótesis de lo que “seguramente sucederá” simplemente para sentirse aliviado y “tener una certeza”.
El hecho de tener certezas puede llevar a elaborar supuestos o recopilar datos que no necesariamente reflejan lo que sucede en realidad.
Teniendo en cuenta ese escenario y las consecuencias de no estar preparado ante los cambios que se pueden presentar, te comparto algunas reflexiones que pueden servirte a la hora de encontrarte atrapado en una marea de dudas e incertidumbre:
Aceptar la situación
Puede que el cambio sea repentino y abrupto, pero luego de permitirse un momento de reflexión o asimilación de la información, es necesario poder aceptar el nuevo contexto. Aceptar implica no querer forzar las cosas y realmente darle lugar al nuevo escenario, pudiendo incorporarlo a la nueva realidad y tomando decisiones acordes al nuevo contexto.
Pretender cambiar lo nuevo o asumir que lo anterior tiene que volver puede anclarte en un bucle de inacción, frustración y otras emociones que no te serán de mucha utilidad.
Lo único permanente es el cambio
Esta frase es una premisa que puede ayudarte en contextos turbulentos. Tener presente de que siempre hay cambios, de que todo es incierto y de que nada está garantizado te va a servir para afrontar los mismos con más tranquilidad.
Si piensas que algo puede durar para siempre, seguramente te va a costar adaptarte a lo nuevo, y si no lo haces, no podrás gestionarlo de manera efectiva.
El concepto de impermanencia
Este concepto es muy similar al punto anterior y se refiere a que nada es permanente, todo es impermanente. Lo bueno y lo malo. La derrota y la victoria. El día y la noche.
Toda polaridad se manifiesta de manera continua en el ciclo de la vida y no se puede detener. Incluso saber que puedes morirte en cualquier momento te permite entender de qué se trata la impermanencia.
Esta filosofía la utilizaban los estoicos para poder darle mayor valor a la vida y poder autogestionarse ante los cambios del contexto sin perder la calma. La mayoría de las situaciones exceden nuestro control y aceptarlo te puede ayudar a seguir avanzando, incluso en un escenario inesperado y adverso.
Si quieres saber más sobre los estoicos puedes visitar este post:
Una buena y una mala noticia
La buena noticia es que nada dura para siempre. La mala noticia es la misma: nada dura para siempre.
Es imprescindible entender que todo cambia, muy rápido. Aferrarte o apegarse a una persona, experiencia o situación puede tener muchos riesgos.
Piensa que cuando te sientes en la cresta de la ola, también estás transitando un período finito. No puedes estar arriba para siempre, y abajo tampoco.
Si sabes que nada dura para siempre, puedes gestionar con más claridad tus mejores momentos y ser más fuerte en los más complicados.
Sé un catalizador del cambio
Sabiendo que todo puede cambiar, también podemos decidir qué acciones tomar para lograr un cambio, es decir podemos ser proactivos y generadores del cambio.
Si estás pasando por un momento que no te gusta, evalúa cuáles sí son los factores que están bajo tu control y puedes cambiar para modificar intencionalmente el contexto.
Por ejemplo, si estás de suplente, quizás pueda no depender de vos ser titular, pero quizás puedes analizar, decidir y ejecutar acciones que te pueden volver a la competencia. Si fuiste titular antes, y hoy no, ¿por qué habrías de pensar que no puedes volver a serlo?
La parábola del granjero: relativizar cada situación. No todo es lo que parece.
No sentir euforia ante una buena noticia o hundirte en lo más profundo cuando hay un cambio que parece malo puede serte muy útil. El equilibrio y el autocontrol siempre suman y ésta no es la excepción.
Relativizar lo que te sucede y ponerlo en perspectiva es muy posibilitante ya que no todo es lo que parece: siempre pueden encontrarse puntos positivos en una mala noticia y viceversa.
La parábola del granjero es un cuento chino que ilustra este concepto de manera fabulosa.
Te lo comparto aquí:
Un día, al hijo de un granjero anciano se le escapó el único caballo que tenían. Cuando los vecinos se enteraron, acudieron a su casa para solidarizarse y le dijeron: «Oye, qué desgracia, qué mala suerte», a lo que el anciano contestó sin inmutarse: «Puede ser».
Al día siguiente, el caballo volvió al establo y trajo consigo siete caballos salvajes que le siguieron desde la montaña. Esto convertía ahora al anciano en el hombre más rico del pueblo. Todos los vecinos lo visitaron y le dijeron: «Oye, ¡qué buena suerte!». A lo que el anciano respondió: «Puede ser».
Al día siguiente, el hijo del anciano, que era el que le ayudaba con todas sus actividades, se cayó y se rompió una pierna mientras intentaba domar a uno de estos caballos salvajes. Esta situación podía ser un obstáculo, pues se acercaba el invierno y sin el hijo, el anciano tendría grandes problemas.
Los vecinos fueron a ver al anciano de nuevo y le dijeron: «Qué desgracia, qué mala suerte. Ahora tienes los caballos pero no tienes la ayuda de tu hijo. Es algo terrible«. Y el granjero anciano les dijo: «Tal vez».
Al día siguiente, llegó el ejército al pueblo para reclutar a todos los jóvenes para una guerra prácticamente suicida, pero al hijo del anciano no lo reclutaron porque tenía una pierna rota, así que se quedó a salvo en casa. Todos los vecinos volvieron a ver al anciano y le dijeron: «Oye, ¡qué bien, qué buena suerte! A mi hijo lo han reclutado y al tuyo no.» Y el anciano les contestó de nuevo: «Tal vez».
Cuando una noticia inesperada modifique por completo tu escenario y caigas en la incertidumbre total, recuerda mantenerte en calma y presente, ésto puede facilitarte tomar perspectiva y poder ver la película completa.
Nada dura para siempre, y por lo general, cualquier cambio es relativo. Ábrete a los cambios y prepárate, nunca sabes cuando tu vida puede dar un vuelco de 180°
Nuevas posibilidades
A partir del relato anterior, es importante también estar abierto y receptivo a las nuevas posibilidades que sólo un cambio inesperado pueda generar.
Quizás un cambio de club inesperado y que te no te guste puede terminar siendo el camino para llegar más rápido a tu objetivo, quizás el cambio de posición pueda representarte descubrir nuevas habilidades.
Estar abierto a las consecuencias que los cambios traen aparejadas puede significar nuevas (y frescas) posibilidades en tu vida.