La vida es un viaje lleno de aventuras y desafíos. Pero, ¿a dónde nos dirigimos?
Siempre anhelamos llegar a “algo” o a “algún lugar” pensando que allí se encontrará alguna especie de premio y dejamos de prestar atención a lo que está pasando ahora mismo.
Igual es en el deporte, dónde siempre se busca alcanzar la gloria mientras se repite una y otra vez la idea de centrarse en el proceso y no en el resultado. El resultado excede el control del deportista y por ese motivo es más saludable – y más inteligente – enfocarse en las acciones y el disfrute para garantizar un viaje placentero hacia ese objetivo.
Esta idea es muy interesante pero en mi caso carecía de profundidad hasta que escuché hablar de “Ítaca” al actual entrenador de arqueros del Olympique de Marsella, Jon Pascua Ibarrola.
Como en todo viaje, uno se encuentra con cosas inesperadas y así mismo escuchar este concepto de la mano de este sabio profesional del deporte me abrió un mundo de posibilidades.
Hoy te lo quiero compartir.
Un viaje a Ítaca
La respuesta a la pregunta inicial es la misma para todos. Vamos a Ítaca.
¿Qué es Ítaca?
En la Odisea, un poema griego de casi 3000 años de antigüedad, se cuenta la historia de Ulises, un guerrero que tras una década de luchas en diferentes islas tiene la posibilidad de volver a su hogar (Ítaca) con su amada Penélope y su hijo Telémaco.
Ese viaje, la odisea, representa otra década de aventuras, desafíos y complicaciones para lograr su objetivo de llegar a casa.
A su vez, hace poco más de un siglo, Konstantino Kavafis escribió un poema relacionado con Ítaca que deja enseñanzas muy interesantes para entender cómo se puede aplicar esta metáfora.
Algunas estrofas son:
Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin esperar a que Ítaca te enriquezca.
¿Cómo se relaciona Ítaca con la vida y la carrera de un deportista?
La metáfora se puede aplicar a la vida y al deporte. El concepto es simple: tu vida es en el barco, no en el destino final.
Ulises, en su odisea, no se conformaba con menos que Ítaca. Sin embargo, pensar en llegar a su hogar no le hará despreciar el camino, por el contrario, lo llevará a disfrutarlo, conocerlo y – literalmente – vivirlo.
Además, como detalle de color, Ulises era deportista. Una de los desafíos a los que se tuvo que enfrentar en su viaje fue la prueba de atletismo de lanzamiento de disco.
Durante el viaje a casa, Ulises deberá tener difíciles batallas y resistir aterradoras tentaciones para impedirle llegar.
Complicaciones y tentaciones, suena familiar, ¿no?
El viaje a Ítaca es, por un lado, conectarse con el propósito, el sentido que nos hace hacer lo que hacemos cada día. Por otro lado, es conectar con el camino que nos lleva hacia allí.
Mirar de reojo el objetivo sin sacar el foco del momento presente. Caminar hacia adelante teniendo presente cada paso que damos.
¿Qué sentido tiene llegar al objetivo habiendo estado en piloto automático? Al llegar allí descubrirás que del otro lado no hay nada.
De todas formas, tampoco podrías llegar ya que no hay un camino predeterminado, sólo existe aquel que vas creando y recorriendo. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Uno de los ejemplos que escuché de Jon Pascua Ibarrola es el surfer que espera la ola gigante para desplegar todo su talento. Ítaca son todas las olas pequeñas que hay que tomar hasta que llegue la grande, si es que llega.
El destino es el camino y la única forma de llegar es atravesándolo.
Volver a casa
Otra lectura que hago de todo ésta maravillosa conexión entre el deporte, la vida y la mitología es el hecho de que el viaje hacia casa, hacia el destino deseado, no es más que el viaje hacia uno mismo.
Volver a uno mismo representa el viaje de autoconocimiento que todos hacemos, consciente o inconscientemente, durante la vida.
Conocerse a uno mismo es uno de los desafíos más grandes que tiene una persona en su vida (recuerda que cualquier deportista es primero una persona)
Reforzando la hipótesis de que el mundo antiguo nos puede entregar herramientas súper poderosas para afrontar el presente, te recuerdo que la frase “conócete a ti mismo” estaba tallada en el templo de Apolo en Delfos, hace varios milenios.
En el caso de un deportista que empiece su proceso consciente de autoconocimiento representará inevitablemente un viaje lleno de aventuras y desafíos tan alucinantes como los de la Odisea, permitiéndole entender, vivenciar y disfrutar su propio camino, independientemente del resultado final.
Conocerte te brindará, inevitablemente, más oportunidades.
Entender la importancia de caminar hacia adelante, disfrutando el camino y conociéndose a uno mismo es vital porque no sólo brinda sentido y propósito al camino en sí, sino que te da la posibilidad de encarnar tus valores, principios e ideas a través de tus acciones.
Cuando sientas que no puedes avanzar, que estás ante un desafío demasiado grande o que las cosas no son como esperas, recuerda que estás en tu viaje a Ítaca. Es tu único gran viaje y sólo depende de ti como lo llevas a cabo.