Dos palabras muy parecidas. Las dos empiezan con “P” y ambas indican – por cómo son utilizadas en el lenguaje cotidiano – una connotación positiva. Sin embargo, en mi opinión, son términos totalmente opuestos.

Para empezar, la perfección no existe. Según el diccionario, alguien perfecto es aquel que tiene todas las cualidades requeridas o deseables, o bien que es muy adecuado para un determinado fin. Por suerte, el ser humano es perfectamente imperfecto. 

Buscar la perfección es caminar hacia un lugar inexistente. Cuando un deportista se centra en ser perfecto, no sólo se aleja de la soltura que trae aparejada su mejor performance, sino que se fuerza a hacer cosas imposibles. 

Atención: Hacer cosas “imposibles” puede ser posible, pero no justamente a través de la perfección. Una performance en su máximo esplendor, o bien estado de flow, se revela a partir de actuar en forma natural. El estado de flow es lo opuesto a la perfección. En todo caso el flow vendría a representar la perfección entendida como lo que representa una flor, una ola o un rayo de sol. 

La perfección va de la mano con la exigencia y muchas veces es aprendida a través de modelos mentales impuestos a nivel inconsciente, principalmente otorgado por las creencias familiares y culturales. Cuando alguien vive bajo estos mandatos, lo primero que pierde es la capacidad de disfrutar, clave para el alto rendimiento. 

Otra de las falencias de vivir en busca de la perfección es la posibilidad de sentirse fracasado tras un error e identificarse con un resultado adverso, en lugar de ver el aprendizaje que hay detrás.

Muchas veces la perfección esconde otras cuestiones más profundas, como por ejemplo el miedo al fracaso. Una persona que espera que algo le salga perfecto para llevarlo a cabo es alguien que simplemente nunca va a hacerlo y se va a quedar estancado. Como dice Phil Knight, fundador de Nike, “nunca te pares”. 

La filosofía de los deportistas de élite es “mejor hecho que perfecto” y simplemente refleja lo que significa pasar a la acción en forma imperfecta. Siempre habrá tiempo de mejorar con la práctica y el tiempo.

De mejorar, sí. 

A través de esta palabra entra en juego la progresión. La progresión es simplemente avanzar y poner el enfoque en la mejora más que en el resultado perfecto. Centrándote en los pasos que tienes que dar puedes encontrar tu mejor versión. 

La progresión es la capacidad de mejorar en forma continua y se puede ver reflejada en filosofías ancestrales como el kaizen japonés. También se encuentra en teorías de la psicología o economía como la aplicación de las ganancias marginales. 

En este artículo puedes ver cómo la aplicación de un enfoque de mejora continua basado en las ganancias marginales cambió el deporte de alto rendimiento para siempre.

Esta forma de ver un proceso de evolución personal y deportiva es totalmente optimista y posibilitador.

Trabajar, dar pequeños pasos, ser consistente, demostrar humildad, aprender de los errores, avanzar. 

De eso se trata progresar. De pasar del punto A al punto B en forma consciente y sin perder la posibilidad del disfrute. En este caso, incluyo la posibilidad de ser capaz de dejar a las personas que pasan por tu camino en un lugar mejor del que las encontraste. Eso es para mí un enfoque de progreso y mejora continua. 

La progresión es un camino de ida. Un camino que se bifurca de la perfección y la deja en el olvido. 

Cuando te des cuenta de que estás buscando la perfección en algo, te recomiendo observar y analizar si te está llevando a buen puerto. 

Si es así, adelante. Si no, acuérdate de que la progresión es mucho más poderosa y más sostenible en el largo plazo. 

Si quieres desarrollar una carrera deportiva, es por acá.

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